¿Por qué apoyar La Lucha Contra La Explotación Infantil?

El imperativo categórico


Desde el punto de vista del imperativo categórico, los invitamos a apoyar este proyecto basándose en principios eternos e inamovibles de todo ser humano. La máxima 1 nos dice que debemos actuar únicamente de acuerdo a una máxima tal que al mismo tiempo se pueda desear que se convierta en una ley universal. En este caso, la máxima 1 sería que todo niño debe tener derecho a ser niño, a disfrutar de un hogar y una educación digna. Imagínense, ¿no sería maravilloso que sus donaciones le den  la oportunidad a un niño de estudiar, divertirse y descubrir sus talentos escondidos? La máxima 2, por su parte, nos dice que actuemo
s de tal modo que tratemos siempre a la humanidad, sea en nuestra propia persona o en la persona de otros, como un fin y no como un medio. Colaborar con este proyecto significaría que están ayudando a que los niños no sean explotados como un medio para obtener dinero, sino que contribuirían a que su educación y el disfrutar de su niñez como cualquier otro niño sean un fin en sí mismo. Por último, la máxima 3 nos dice que actuemos solamente de modo que las máximas que guían nuestra voluntad puedan ser principios universales. En este caso, donar en este proyecto implicaría ser un defensor de la niñez, un abogado del derecho a la educación y la familia, y un luchador contra el trabajo infantil, principios que deberían ser universales para todo ser humano.

El utilitarismo

Según el utilitarismo, las decisiones morales deben basarse en la cantidad de placer o dolor que causan las opciones. Desde esta perspectiva, se entiende que la felicidad es más placer menos dolor para el mayor número de personas posibles. Las donaciones que se hagan a este proyecto contribuirán a que más niños dejen de trabajar en las calles y se enfoquen en su educación y formación integral. Si más niños tienen acceso a una niñez y educación adecuada, eso les daría más oportunidades de desarrollarse mental, física y emocionalmente en forma plena, y de descubrir e impulsar sus talentos interiores. En consecuencia, al crecer tendrían mejores posibilidades de acceder a una educación técnica o universitaria y conseguir un trabajo estable, lo cual los convertiría en ciudadanos que aportan al desarrollo económico del país no solo con un aporte monetario sino también con su participación activa, creatividad y nuevas ideas de negocio para llevar el desarrollo a más lugares del Perú. Un país más desarrollado terminaría por beneficiar a todos sus habitantes, ya que habrían mejores servicios públicos, ciudades más ordenadas, más oportunidades y mejor infraestructura: es decir, más placer y menos dolor para un inmenso número de personas cuya calidad de vida se vería increíblemente mejorada. Y pensar que todo empezó con pequeñas donaciones de un grupo de estudiantes de la UPC. 



Por: Marissa Duthurburu

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